Durante décadas, el crecimiento de la inteligencia artificial ha fascinado a académicos y científicos por igual.

Hoy en día, las máquinas inteligentes ayudan y agilizan nuestras vidas, pero los próximos cincuenta o cien años podrían producir una IA aún más potente, capaz de elevar o transformar nuestra especie.

Si los seres humanos crearan máquinas sofisticadas y superinteligentes, ¿cómo afectaría el crecimiento de la inteligencia artificial al futuro de la humanidad?

El creciente interés global en la Inteligencia Artificial

En los últimos 20 años, el interés global en la inteligencia artificial ha aumentado constantemente.

Universidades, agencias gubernamentales e inversores adinerados están invirtiendo miles de millones de dólares en proyectos centrados en la IA y grupos de investigación.

La IA estrecha o débil

A día de hoy, casi todas las industrias utilizan máquinas inteligentes contextuales, conocidas como IA estrecha o débil.

En la manufactura, las IA estrechas trabajan junto a los humanos en las fábricas.

Ia ayudando en trabajos

En los hospitales, las enfermeras virtuales supervisan los signos vitales y analizan los datos de los pacientes.

De hecho, industrias enteras, como el marketing digital, dependen de los datos recopilados por software con inteligencia artificial.

Con tantas industrias buscando tecnologías más nuevas y rápidas, la producción de IA estrecha sigue creciendo.

En los teléfonos inteligentes y las computadoras, las máquinas inteligentes ya forman parte de nuestra vida cotidiana, pero estas máquinas capturan solo una pequeña fracción de lo que la IA estrecha puede hacer.

En los próximos 20 años, los líderes en el campo de la IA predicen un crecimiento significativo en la producción y diversidad de IA estrecha, lo que mejorará la comunicación y la productividad de nuestra sociedad en su conjunto.

Algunos expertos son optimistas sobre el papel futuro de la IA débil como escalones hacia una sociedad humana más avanzada, pero a otros expertos les preocupa de que los humanos se vuelvan demasiado dependientes de las máquinas.

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Por ejemplo, el avance de la IA estrecha podría transformar la fuerza laboral global.

Para el año 2040, al menos el 50% de los trabajos rutinarios y cuantitativos podrían ser realizados por IA estrecha, pero ese número podría llegar hasta el 90%.

Imagenemos por un momento que nos encontramos en esa fecha. Las grandes empresas ya están reemplazando a los trabajadores humanos con cientos de miles de robots.

A medida que la IA estrecha se vuelva más popular y menos costosa, muchas empresas podrían reducir su fuerza laboral humana a tan solo el 10% de su volumen actual.

Estas estimaciones auguran un futuro sombrío para la humanidad, pero el crecimiento de la IA estrecha también ofrece a los humanos una oportunidad única.

La pérdida de ocupaciones repetitivas y no creativas podría desencadenar una reeducación global de la fuerza laboral.

Los trabajadores promedio podrían obtener roles de mayor pago y de más amplio alcance, ya no serían responsables de procesos básicos como la construcción o la fabricación rutinaria.

Una mayor densidad de máquinas también requerirá un aumento sustancial de ingenieros, programadores y reparadores.

Cada vez más trabajadores aprenderán cómo mantener robots, crear software y hablar el lenguaje codificado de los sistemas artificiales.

Con el tiempo, la elevación de la fuerza laboral y la mayor demanda de trabajadores calificados podrían cultivar una economía global más sólida, aumentando los salarios, reduciendo los índices de pobreza y haciendo que la educación superior sea más accesible para la población en general.

Teóricamente, el crecimiento de la IA estrecha podría remediar desequilibrios en sistemas políticos y económicos, reduciendo las brechas entre clases socioeconómicas. Sin embargo, no hay garantía de que una IA más potente beneficie al bienestar general.

El crecimiento de la inteligencia artificial podría desestabilizar nuestra economía global, radicalizando aún más las jerarquías existentes al satisfacer únicamente a la gente extremadamente rica.

Al mismo tiempo, el crecimiento de la IA estrecha cada vez más invadirá las libertades humanas básicas, cambiando así la relación entre los humanos y la tecnología.

Ya hoy en día, la privacidad en el mundo digital es objeto de controversia en todo el mundo.

Por ejemplo, los algoritmos de las redes sociales recopilan, almacenan y comparten información personal, permitiendo que las máquinas desarrollen perfiles complejos y predigan, con una precisión sorprendente, tus necesidades, deseos e intereses.

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En las próximas décadas, la complejidad de nuestras máquinas puede aumentar, pero también lo harán las violaciones a la privacidad y otras libertades básicas.

La IA general o fuerte

Bastaría decir que las IA estrechas están impactando en nuestra sociedad a gran escala; sin embargo, estas máquinas de contexto específico palidecen en comparación con la IA fuerte, también conocida como Inteligencia Artificial General o AGI.

A diferencia de la IA estrecha o débil, que está limitada a un conjunto específico de tareas, una AGI puede generalizar los conocimientos que adquiere para resolver una variedad de problemas en una variedad de contextos.

La investigación para el desarrollo de la AGI sigue siendo amplia y en gran parte teórica.

Aunque los seres humanos han creado máquinas muy inteligentes, como el Watson de IBM, capaz de aprender y procesar lenguaje, nadie ha creado un sistema tan inteligente como un ser humano.

Pero algunos líderes en el campo esperan un importante avance científico en un futuro cercano que podríamos situar en torno al año 2050.

Antes de que la humanidad se adentre en el mundo desconocido de la IA fuerte, debemos considerar la ética y las consecuencias de producir máquinas tan inteligentes como los seres humanos.

Más allá de las fantásticas distopías mostradas en los medios de comunicación, los académicos prevén riesgos reales en la producción de la IA fuerte.

Hipotéticamente, una máquina capaz de inteligencia general podría expandirse y superar la mente humana.

Un día, esa misma máquina podría alcanzar la autoconciencia, aunque los expertos no se ponen de acuerdo en si las computadoras pueden ser autoconscientes.

En caso de ser posible, una máquina consciente podría superar a los seres humanos en todas las disciplinas, dejándonos irrelevantes en la sombra de nuestra propia creación.

Peligros de la inteligencia artificial

Programar máquinas superinteligentes para proteger los intereses de la humanidad

Con las debidas precauciones, sin embargo, la AGI podría catapultar a nuestra sociedad y a nuestra especie a una era de crecimiento trascendente.

Pero, ¿cómo programamos máquinas superinteligentes, potencialmente conscientes, para proteger los intereses de la humanidad?

Las Tres Leyes de la Robótica, diseñadas por el autor Isaac Asimov en 1942, sirven como un vehículo ficticio para este complicado problema.

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En lugar de poder o inteligencia, los desarrolladores de la IA fuerte deberían dar más valor a la cooperación entre humanos y máquinas.

Una AGI debe programarse para priorizar la seguridad de los humanos por encima de todas sus instrucciones o objetivos, incluida la búsqueda de conocimiento y la protección de su propia existencia.

Incluso una AGI amigable con los humanos no garantiza una relación saludable y duradera entre humanos y máquinas.

De manera similar a la sobreproducción de la IA estrecha, el crecimiento de la IA fuerte podría sofocar la agencia, autonomía y competencia de la humanidad.

Si dependemos de las máquinas para resolver nuestros problemas, podríamos perder nuestra creatividad, nuestra motivación y nuestro sentido de propósito.

Si los humanos se vuelven complacientes en un paraíso impulsado por máquinas, podríamos abandonar las aspiraciones que definen nuestra especie.

En el creciente campo de la inteligencia artificial, un solo avance puede afectar a nuestra sociedad a gran escala.

Pronto, las máquinas sofisticadas expandirán su presencia, para mejor o para peor, a todas las industrias y todos los hogares del mundo.

A medida que las IA estrechas den lugar a las AI fuertes, las máquinas podrían un día provocar la caída de la humanidad; sin embargo, estas mismas máquinas podrían mejorar nuestros sistemas sociales y mejorar significativamente nuestra calidad de vida.

En cualquier caso, los humanos avanzan constantemente hacia un futuro definido por las máquinas inteligentes, pero una pregunta crítica sigue en pie: ¿vale la pena el riesgo?

 

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