¿Es tu mundo un entorno virtual codificado por unos y ceros?
¿Es un juego de computadora consciente creado por seres supremos de otra línea de tiempo?
¿Y si cada persona en la Tierra no fuera diferente de un personaje de una película, leyendo un guion que nunca has visto, atrapado en una simulación sin fin como Neo en Matrix?
ÍNDICE
¿Es todo el universo una simulación?
A medida que los seres humanos han explorado la realidad virtual y la inteligencia artificial, esta conspiración ha ganado popularidad.
Algunos líderes en tecnología moderna han declarado lo siguiente: no solo es una posibilidad, es muy probable.
Según Elon Musk, hay una de mil millones de posibilidades de que la humanidad no esté viviendo dentro de un universo simulado.
Esto significa que nuestro mundo puede que no exista; pero ¿es eso científicamente posible? ¿Podría nuestro universo entero existir dentro de un espacio virtual masivo?
Preguntas similares han atormentado a la humanidad durante miles de años, mucho antes de la era moderna.
Muchas religiones, desde antiguos panteones hasta tradiciones monoteístas, afirman que un ser supremo esculpió nuestro universo a partir de la nada.
No encontrarás la palabra “simulación” en ningún libro religioso, pero el concepto es muy similar: una entidad poderosa diseñó nuestro universo desde cero. Pero, ¿y si ese dios intentaba engañarnos?
Un mundo falso
En el siglo XVII, el filósofo francés René Descartes habló sobre un creador omnipotente en sus “Meditaciones sobre Filosofía Primera”.
Imaginó un demonio engañador, un ser malévolo, que diseñó una realidad falsa para engañar a las personas que estaban dentro de ella.
Además de la idea del demonio engañador de Descartes, existe un experimento filosófico moderno llamado Cerebro en una cubeta.
Imagínate por un momento que tu cerebro es separado de tu cuerpo y colocado en una cubeta de líquido.
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Dentro de esa cubeta, tu cerebro está conectado a una computadora que envía a tus células nerviosas los mismos impulsos que experimentarían dentro de tu cuerpo.
Desde la perspectiva de tu cerebro, ¿cómo sabrías si tus experiencias son reales o simuladas?
Comparémoslo con un escenario de la vida real.
Imagina que te has sumergido en un juego de realidad virtual. Después de ponerte las gafas en 3D, tus sentidos se sumergen en los oscuros y polvorientos pasillos de una mansión espeluznante.
Mientras te paseas por sus corredores sombríos, tus oídos se estremecen por el crujido de los tablones del suelo. Voces distantes te erizan la piel y experimentas un genuino sentido de terror.
Parece real. Suena real. Incluso puede que te sientas real. Pero, ¿eso lo hace real?
Esa es una pregunta difícil de responder.
Estás suspendiendo tu incredulidad, pero solo temporalmente. No has confundido esa mansión embrujada con tu vida real. No importa cuán realista parezca, sabes, en el fondo de tu mente, que no es real.
Actualmente, los diseñadores pueden crear espacios en 3D interesantes que engañan nuestros sentidos, pero la ilusión se rompe fácilmente.
Sabes demasiado como para confundir el mundo real con uno virtual.
Si sabes que puedes escapar de un mundo simulado, esa realización afecta tu comportamiento. Incluso si tus emociones son genuinas, no son exactamente reales.
Algunos científicos no están de acuerdo con esta idea.
Aseguran que un camino de escape no cambiará tu comportamiento si la ilusión es lo suficientemente fuerte.
Volvamos a nuestra casa embrujada. Imagina que, mientras caminas por los pasillos, un monstruo sale de las sombras.
Te asustas y te quitas las gafas. Has escapado del entorno virtual, pero ¿cómo te sientes?
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Tu corazón late rápidamente en tu pecho. Tu ritmo respiratorio se acelera. Después de volver a la realidad, a tu cerebro le toma unos momentos entender exactamente lo que está sucediendo.
Tu cerebro fue engañado por ese mundo fabricado. No fue permanente, pero durante unos minutos, tu sentido de la realidad se rompió.
¿Podría la realidad virtual crear una experiencia engañosa permanente? ¿Podría tu cerebro olvidar cuál realidad es cuál?
Saltemos 500 años hacia el futuro. Ahora, la realidad virtual es un elemento básico de la vida moderna.
Las engorrosas gafas de realidad virtual ceden su lugar a elegantes gafas que transforman sin esfuerzo el mundo que te rodea. Con solo presionar un botón, tu realidad salta de un entorno realista a otro.
Al principio, estos estímulos sensoriales se sienten como cualquier otro juego; pero, ¿qué pasaría si los estímulos virtuales se integran en nuestra vida diaria?
Las personas podrían abandonar sus vidas reales a favor de una existencia simulada.
El conocimiento es poder, pero tus sentidos son fundamentalmente falibles. Pueden ser engañados y cometen errores.
Un universo virtual podría fusionarse hipotéticamente con nuestra realidad, y nuestros cerebros podrían olvidar cómo distinguir la diferencia.
Esta línea de tiempo suena mucho como ciencia ficción, ¿no?
Es especulación, pero el futuro de la realidad virtual proporciona un sólido respaldo conceptual para nuestra gran conspiración.
Sin embargo, hay un obstáculo pendiente: todavía puedes quitarte las gafas. En cualquier momento, puedes apagarlo y volver a tu vida real.
En este universo, la realidad en la que estás ahora mismo, eso no es una opción.
Suponiendo que nuestra gran teoría de la conspiración sea correcta, ¿cómo puede existir una realidad simulada sin nuestro conocimiento?

¿Es posible una realidad simulada?
Para que una simulación sea totalmente convincente, debe cumplir una serie de objetivos.
Primero y principal, debe ser perceptualmente cautivadora.
El entorno falso debe engañar por completo al cerebro. Si el cerebro no cree que tu entorno es “real”, la simulación se verá comprometida de inmediato.
Existen dos métodos mediante los cuales una realidad simulada podría engañar al cerebro.
Como en el experimento del cerebro en una cubeta, podrías separar el cuerpo y la mente, sumergiendo tu conciencia en un universo falso. Tu cuerpo permanecería en la realidad, mientras que tu mente se desplaza sin saberlo a un mundo simulado.
Ese es un método, pero también hay otra opción. Todo tu ser, incluido tu cuerpo y tu mente, podría ser creado dentro de la simulación. En este caso, todo en el mundo, cada átomo, cada fuerza, cada ley natural, no existiría en realidad.
Manteniendo estos dos métodos en mente, ¿es posible crear un universo simulado que engañe por completo al cerebro?
Podrías haber entrado en una simulación desde el momento en que naciste.
Una vez que tu vida termina, podrías despertar en algún lugar con un par de gafas en tu rostro, recordando lentamente cómo era tu vida real.
Esta explicación es interesante de pensar, pero otras son mucho más plausibles.
Una mejor explicación proviene de Nick Bostrom, un filósofo de Oxford.
Él dice que la historia de la humanidad podría ser una simulación ancestral ejecutada por una especie posthumana.
En su famoso ensayo “Simulation Argument” (Argumento de la Simulación), Bostrom presentó tres conclusiones potenciales.
Según Bostrom, una y solo una de estas conclusiones se demostrará verdadera en algún momento en el futuro distante.
En primer lugar, la humanidad podría extinguirse antes de entrar en un estado posthumano.
Si nuestra especie se extinguiera, no tenemos ninguna posibilidad de avanzar hacia una sociedad posthumana.
Por lo tanto, la probabilidad de fabricar una realidad artificial se aproxima a cero.
En otras palabras, no estamos viviendo en una simulación.
Supongamos que los humanos sobreviven el tiempo suficiente como para evolucionar hacia un estado posthumano.
Si eso sucede, es posible que los posthumanos no estén interesados en ejecutar simulaciones ancestrales.
Es posible que una sociedad posthumana ignore su pasado o simplemente abandone la tecnología de realidad virtual.
Si esto fuera cierto, podríamos llegar a la misma conclusión: no estamos viviendo en una simulación.
¿Qué sucede si los humanos avanzan hacia un estado posthumano y los posthumanos están interesados en ejecutar simulaciones ancestrales?
En ese caso, es muy probable que nuestro universo actual sea una simulación, una de las miles de líneas de tiempo similares investigadas por una especie superior.
Nuestro universo podría ser el único en el que los dinosaurios fueron aniquilados por el impacto de un meteorito. O el universo en el que el Monte Vesubio estalló sobre la ciudad de Pompeya.
Si la teoría de la simulación de Bostrom fuera cierta, nuestra realidad no sería más que un pequeño fragmento de un experimento posthumano.
Esta teoría, al igual que muchas otras, se basa en muchas suposiciones.
Supone que los posthumanos, en algún momento, crearán nuevas realidades y que poblaremos esas realidades con entidades conscientes.
Pero, ¿es posible este salto tecnológico? No lo sabemos con certeza.
La inteligencia artificial sigue siendo en cierto modo un misterio. Si podemos crear una IA que funcione, podríamos colocar múltiples seres artificiales en un entorno simulado.
Podríamos generar un universo fabricado que pudiera imitar la evolución de la nuestra.
No importa cuán convincentes suenen estos argumentos, son conjeturas fundamentadas acerca del futuro de nuestra realidad.
La física de Harvard, Lisa Randall, dice que no hay evidencia que respalde ninguna teoría de que estamos viviendo en una simulación.
En esta etapa de la evolución humana, no tenemos el conocimiento ni la tecnología para saber algo con certeza.
Es como argumentar sobre la existencia de la inteligencia artificial o la conciencia independiente. Es un concepto convincente.
Transforma la forma en que pensamos acerca de la vida, la percepción y el estado de nuestro universo, pero siempre será hipotético hasta que encontremos alguna prueba concreta.
Presos de la simulación
Ignoremos por un momento todos esos agujeros en la trama. Supongamos que todo el universo es una gran simulación.
Cada rascacielos, cada hermoso atardecer, cada atasco de tráfico… todo es solo un conjunto de datos. ¿Podrías despertar de esa simulación? ¿Hay alguna salida? Probablemente no.
Estás atrapado dentro de tu realidad simulada de la misma manera que un personaje está atrapado dentro de su universo ficticio.
Si ese personaje se diera cuenta de que está dentro de un juego, no podría saltar repentinamente al mundo real. No saldría de la pantalla y viviría una vida normal.
Si este universo es simulado o no, tu realidad probablemente sea la única que jamás conocerás.
1 Comment
Vaya locura! Y si de verdad vivimos en una simulacion? Mi mente explota